Seguimiento
en atención primaria de las anomalías ecográficas fetales
Dr
V. Molina, Dra P. Céspedes
Institut
Universitari Dexeus
Barcelona
I
- Introducción
Actualmente la ecografía prenatal es una técnica bien desarrollada
y de gran precisión en profesionales con experiencia. El diagnóstico
prenatal de anomalías estructurales fetales permite el tratamiento precoz
de malformaciones graves, mejorando el pronóstico de las mismas, y un
adecuado control evolutivo, con sentido anticipatorio, de aquellas malformaciones
menos graves, asintomáticas en el período neonatal que, de no
haber sido por el diagnóstico prenatal, hubieran pasado desapercibidas
hasta más tarde.
Al mismo tiempo, plantea situaciones nuevas y desconocidas al detectar malformaciones
en fases asintomáticas, permitiéndonos asistir a todo el desarrollo
natural del proceso. Al principio era necesario actuar basándose en la
prudencia, el sentido común y el criterio médico adquirido frente
a los casos similares sintomáticos. Progresivamente se fueron conociendo
mejor las consecuencias postnatales de las anomalías fetales y se fue
perfilando cual era la mejor actitud postnatal en los casos no urgentes. Con
frecuencia el seguimiento de estos casos no se limita al período neonatal
(y al neonatólogo) sino que se prolonga e implica también al pediatra
de atención primaria. Revisar los criterios de actuación en estas
situaciones es el principal objetivo de la presentación que se expone
a continuación.
Algo que hemos aprendido después de unos cuantos años de trabajar
con ecografistas prenatales es que las anomalías que se detectan prenatalmente
existen realmente, aunque no sepamos ponerles un diagnóstico o aunque
no se manifiesten en el período neonatal o no sean visibles con algunas
técnicas de imagen aplicadas postnatalmente. Al mismo tiempo no se debe
olvidar que existen variantes de la normalidad en la anatomía fetal que
no deben ser consideradas como patológicas y que, como en todas las técnicas
de imagen, la experiencia del profesional es fundamental para no infra ni sobre
diagnosticar anomalías.
Basándose en lo que ecografía prenatal aporta al seguimiento y
al pronóstico de las malformaciones algunos grupos se plantean la conveniencia
de efectuar ecografías sistemáticas (abdominal, cerebral, cardíaca)
a aquellos recién nacidos que no han sido convenientemente ecografiados
durante el período prenatal.
II
- Malformaciones intratorácicas
A-
Pulmonares
1-
Malformación adenomatoidea quística:
Consiste en una masa multiquística de tejido pulmonar con proliferación
de estructuras bronquiales. Existen tres tipos:
-Tipo I (50%): Pocos quistes grandes, generalmente buen pronóstico, poco
compromiso respiratorio neonatal, puede demorarse la intervención quirúrgica
- Tipo II ( 40%): Múltiples quistes intermedios. Puede asociarse a otras
anomalías congénitas. La repercusión neonatal es variable
- Tipo III (10%): microquistes con efecto masa importante. Puede asociarse a
hidrops fetal por compresión vascular o a hidramnios. Puede provocar
muerte intrautero o dificultad respiratoria neonatal grave.
El
diagnóstico prenatal ecográfico de MAQ acostumbra a ser evidente.
Se diferencia del secuestro porque en éste último existe un arteria
nutricia procedente directamente de la aorta, identificable por Doppler.
Si se trata de una MAQ tipo I con poca o nula clínica neonatal es posible
que la Rx de tórax inicial sea normal y que precise una TAC para confirmar
el diagnóstico. La intervención quirúrgica puede demorarse
pero es aconsejable efectuarla por el riesgo de infección y de malignización
(carcinoma broncoalveolar).
2. Secuestro pulmonar:
Se trata de una masa de tejido pulmonar no funcionante, que carece de comunicación
con al árbol traqueobronquial y que recibe su aporte sanguíneo
a través de un vaso anómalo procedente de la circulación
sistémica, generalmente de la aorta. Se presenta en ecografía
prenatal como una masa homogénea y ecodensa (imagen similar a la de una
MAQ microquística). Excepcionalmente puede ser quístico. La identificación
por Doppler de la arteria procedente de la aorta permite confirmar el diagnóstico.
En casos dudosos se puede recurrir a la RM ultra rápida fetal. Es frecuente
que disminuyan de tamaño durante la vida fetal, llegando a "desaparecer
ecograficamente". No suelen provocar clínica neonatal y la Rx de
tórax puede ser normal por lo que debe efectuarse una TAC. En ausencia
de clínica y si no existen dudas en cuanto al diagnóstico, algunos
autores aconsejan no operar y efectuar simplemente seguimiento. Si existen dudas
en cuanto al diagnóstico (posibilidad de MAQ) es preferible la exéresis.
B-Mediastínicas
Es poco frecuente observar prenatalmente anomalías mediastínicas.
Generalmente son de tipo quístico o tumoral y no suelen comprimir los
grandes vasos ni las estructuras pulmonares. Habitualmente, por tanto, son poco
sintomáticas en el período neonatal. No obstante, dado que es
poco probable que se pueda efectuar un diagnóstico sólo con técnicas
de imagen (TAC, RNM), precisarán exéresis en el período
neonatal. Las anomalías más frecuentes son:
A- Quiste
broncogénico
B- Duplicación intestinal
C- Linfangiomas o anomalías vasculares
D- Neuroblastomas o teratomas
III - Anomalías vertebrales: hemivértebras
El diagnóstico prenatal de hemivértebra es posible. Ya durante
el embarazo debe descartarse que corresponda a una asociación de anomalías
VACTERL (vertebrales, anorectales, cardíacas, traqueoesofágicas,
esofágicas, renales y extremidades), observando cuidadosamente los riñones
y el sistema urinario, el corazón, el aparato digestivo y las extremidades.
Si no ha sido posible completar el estudio ecográfico prenatal con la
suficiente fiabilidad, se efectuará en el período neonatal. Si
no existen otros problemas no precisará ningún cuidado especial
en el período neonatal, excepto vigilar la aparición de signos
o síntomas de atresias digestivas (especialmente esófago), menos
seguras desde el punto de vista de diagnóstico prenatal. Se debe confirmar
el diagnóstico mediante Rx simple de columna, que permitirá también
precisar el grado de afectación vertebral y el número de vértebras
afectadas. Es conveniente que sea evaluado por el ortopeda, aunque inicialmente
sólo precisará control evolutivo, especialmente a partir del momento
en que se inicie la deambulación.
IV
- Quistes intraabdominales
Los más
frecuentes son (de mayor a menor frecuencia):
A- Quiste de ovario
B- Quiste esplénico
C- Quiste mesentérico
D- Duplicación intestinal
E- Quiste de colédoco
A-
Quiste de ovario:
En
ecografía prenatal se manifiesta como un quiste móvil, de pared
única, contenido líquido o sangre, tamaño variable. Son
quistes funcionales benignos, que corresponden, en realidad, a los folículos
normalmente presentes en el tercer trimestre y el período neonatal precoz
(debidos al estímulo de las hormonas maternas) pero aumentados de tamaño.
Generalmente son asintomáticos pero provocan dolor en caso de torsión
y hemorragia intra quística. En estos casos pueden aparecer complicaciones
digestivas graves (vólvulos) por adherencias con el tejido intestinal
adyacente. Debe efectuarse seguimiento ecográfico, ya que muchos de ellos
involucionan espontáneamente en el período postnatal (e incluso
intraútero). Se aconseja tratamiento quirúrgico en aquellos casos
de quistes simples de diámetro superior a 5cm (aspiración mediante
laparoscopia) o si se detecta hemorragia intraquística o si se torsionan.
El objetivo es intentar conservar el ovario. El seguimiento deberá efectuarse
por el pediatra, el ecografista y el cirujano infantil conjuntamente. Algunos
autores preconizan la punción intraútero con aspiración
del contenido de los quistes simples de gran tamaño, con la intención
de disminuir el riesgo de torsión y de necesidad de cirugía con
pérdida del ovario.
B-
Quiste esplénico
Suele
tratarse de quistes de pequeño tamaño, con contenido líquido.
Deben diferenciarse de quistes suprarrenales. Son asintomáticos y la
mayoría de ellos desaparecen espontáneamente en los primeros meses
de vida, Debe mantenerse una conducta expectante y efectuar seguimiento ecográfico.
C-
Quiste mesentérico
Se
trata de quistes de pared fina (no intestinal), de contenido seroso o quiloso,
aunque en ocasiones presentan tabiques o contenido hemorrágico. Corresponden
a anomalías del desarrollo del tejido linfático. Generalmente
son asintomáticos pero pueden producir dolor o complicaciones digestivas
(vólvulo, obstrucción intestinal). Si no existen síntomas
neonatales se debe efectuar seguimiento ecográfico inicial, completando
precozmente el estudio de imagen mediante TAC o RNM. Si permanece asintomático
puede mantenerse una conducta expectante, pero si no involuciona o aumenta de
tamaño sería aconsejable la exéresis quirúrgica,
para confirmar el diagnóstico y prevenir complicaciones.
D-
Duplicación intestinal
Lesiones
quísticas con pared gruesa correspondiente a aparato digestivo (mucosa
y capa muscular), localizadas en el lado mesentérico del intestino y
unidas a él, con comunicación o no. Pueden encontrarse a cualquier
nivel del aparato digestivo pero predominan en intestino delgado (principalmente
ileon). Con frecuencia son asintomáticos pero pueden producir obstrucción
intestinal, vólvulo o hemorragias por lo que se aconseja su exéresis.
E-
Quiste de colédoco
Se
presenta prenatalmente como un quiste esférico en la región biliar,
de pared gruesa y contenido líquido-seroso. Debe completarse el estudio
de las vías biliares en el período post natal y proceder a la
corrección quirúrgica, por el riesgo de colangitis, cirrosis biliar
y colangiocarcinoma.
V
- Tumoración suprarrenal
Se presenta como una masa sólida a nivel suprarrenal, excepcionalmente
quística. En el período neonatal debe confirmarse su localización
y estructura mediante ecografía y TAC. Debe efectuarse protocolo de estudio
de neuroblastoma (marcadores tumorales, catecolaminas en orina de 24 horas y
gammagrafía), y cirugía precoz. Si se trata de un tumor localizado
(lo más frecuente) el pronóstico es bueno. No debe olvidarse que
la hemorragia suprarrenal prenatal puede presentar una imagen ecográfica
similar.
VI
- Barro biliar
Se
presenta como un contenido ecogénico en la vesícula biliar fetal,
llegando a veces a ser sólido (colelitiasis). Aparece en el tercer trimestre
de la gestación. Se desconoce su etiología aunque se supone que
está favorecido por un cierto grado de estasis biliar por inmadurez.
Se ha descrito su asociación con retraso de crecimiento intrauterino
y algunos síndromes malformativos. Precisan sólo seguimiento ecográfico
post natal. En la mayoría de los casos desaparece en los primeros meses.
En ocasiones evoluciona hacia litiasis biliar, que generalmente tampoco requiere
tratamiento.
VII
- Intestino hiperecogénico
Definido
ecograficamente como una ecogenicidad del contenido intestinal igual o superior
al de las estructuras óseas vecinas (cresta ilíaca) en el tercer
trimestre, debido a un acúmulo de meconio anormalmente espeso. Se asocia
a diferentes patologías fetales (cromosomopatías en un 25%, infecciones
intrauterinas, retraso de crecimiento, fibrosis quística en menos del
10%, anomalías intestinales) pero en el 60-70% de los casos no se detecta
inguna anomalía. Desde el punto de vista pediátrico debe considerarse
efectuar un cariotipo si existen otros marcadores y no se ha efectuado prenatalmente,
plantear efectuar tripsina inmunorreactiva y test del sudor y estar atentos
a signos de funcionamiento digestivo anormal (retraso de eliminación
de meconio, distensión abdominal, estreñimiento) para, en ese
caso, completar el estudio digestivo.
VIII
- Cardiopatías congénitas
El
control de las cardiopatías congénitas quedará bajo la
responsabilidad del caordiólogo infantil y, en todo caso, la partcipación
del pediatra de atención primaria en el seguimiento del niño con
cardiopatía queda fuera de los límites de esta exposición.
Sin embargo, si que es importante que el pediatra conozca cuales son los límites
del diagnóstico prenatal de cardiopatías (le ayudará a
elaborar un diagnóstico en caso de patología cardiocirculatoria
neonatal en un feto con ecografías prenatales normales), partiendo de
la base de que la ecografía, como cualquier técnica de imagen,
no es infalible, incluso en las manos más expertas. Se acepta que, en
general, las siguientes cardiopatías no se pueden o no se suelen diagnosticar
prenatalmente: coartación de aorta, ventana aorto-pulmonar, ductus, comunicación
interauricular, comunicación interventricular pequeña, retorno
pulmonar anómalo, anomalías coronarias.
IX
- Anomalías renales
A-
Displasia renal multiquística
Es
la anomalía quística renal que se diagnostica con más frecuencia
en el período prenatal, y es la segunda causa de anomalía renal
prenatal después de la ectasia piélica. Generalmente es unilateral,
aunque puede ser bilateral en casos sindrómicos. Se trata de un fallo
en el desarrollo embriológico del riñón y, como consecuencia,
el riñón no es funcionante. Debe diferenciarse de las enfermedades
renales poliquísticas hereditarias y de las hidronefrosis muy graves
(estas últimas pueden comportarse también como un riñón
quístico no funcionante). En el período neonatal debe practicarse
control ecográfico para confirmar el diagnóstico y si existen
dudas sobre si puede tratarse de una hidronefrosis grave se indicará
un renograma isotópico (MAG.3).
La conducta frente a una displasia renal multiquística debe ser simplemente
de control ecográfico. La mayoría involucionan con el tiempo y
los estudios de seguimiento indican que los riesgos de hipertensión o
degeneración son mínimos o nulos, por lo que no se aconseja, en
general, la exéresis quirúrgica. Es prudente efectuar una cistografía
ya que en un 30% de casos existe reflujo vesicorrenal contralateral y se trata
de un paciente monorreno.
B-
Dilatación piélica prenatal
Existe
controversia sobre la conducta a seguir en caso de diagnóstico prenatal
de dilatación piélica o pelvi-calicilar. El objetivo, naturalmente,
es evitar riesgos para el paciente (especialmente infección y lesión
renal) con el mínimo de agresividad tanto diagnóstica como terapéutica.
Hay que aceptar que actualmente ninguna pauta es perfecta y que, dado que no
todos los reflujos se pueden sospechar prenatalmente, no es posible prevenir
todas las infecciones de orina de los recien nacidos o lactantes pequños,
por muy estrictos que seamos. Probablemente los estudios de seguimiento actualmente
en curso nos ayudarán a definir, en los próximos años,la
conducta más correcta. Exponemos a continuación una de las pautas,
la que aconsejamos en nuestro grupo. Si se detecta prenatalmente un dilatación
en el diámetro antero-posterior de la pelvis renal superior a 5mm en
más de una ecografía, sin llegar a ser una hidronefrosis grave,
se instaura profilaxis antibiótica desde el nacimiento y se programa
una ecografía renal para los 10-15 días de vida. Si esta ecografía
es normal o inferior a 10mm se prosigue profilaxis y se repite al mes de vida.
Si se normaliza se suprime el tratamiento antibiótico y se interrumpe
el seguimiento (algunos autores preconizan efectuar, a pesar de todo, una cistografía).
Si en la ecografía del mes la dilatación ha progresado se aconseja
cistografía. Si no existe reflujo se suspenderá la profilaxis
antibiótica, prosiguiendo el control ecográfico y completando
el estudio de las vías urinarias si la dilatación es progresiva.
Si existe reflujo se efectuará el tratamiento médico y seguimiento
habitual.
X
- Agenesia del cuerpo calloso
Se
trata de una anomalía de diagnóstico prenatal relativamente frecuente
y frente a la cual los padres solicitan información pronóstica
al pediatra. Los estudios de seguimiento demuestran que en ausencias de otras
anomalías ( anomalías estructurales del sistema nervioso central
o de otros órganos o alteraciones cromosómicas) el pronóstico
es bueno, ya que el 80% tienen un desarrollo psicomotor normal (pueden existir
defectos cognitivos sutiles) y el 20% restante tienen retraso leve o moderado.
Debe efectuarse seguimiento ecográfico los primeros meses para descartar
hidrocefalia y una RNM para asegurar que no existen otras anomalías del
SNC asociadas.
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